Criada en Cuernavaca, México, Valeria sufrió un tremendo abuso desde que era una niña. Cuando tenía ocho años, sus padres se dieron cuenta de que Valeria era diferente de sus nueve hermanos debido a su identidad de género. Siguieron años de abuso emocional, físico y sexual. Y a los trece años, los padres de Valeria la echaron de la casa.

En 1985, a los dieciocho años, Valeria llegó a los Estados Unidos, donde recibió una beca para asistir a la escuela de belleza y se convirtió en una exitosa estilista. Orgullosa de sus logros, regresó a Cuernavaca con la esperanza de ganarse la aprobación de su familia. Desafortunadamente, su familia no la aceptó. Pese a ello, permaneció en México, hasta que sufrió un brutal asalto. En 1994, Valeria fue atacada, mutilada y dejada desangrada hasta morir. Tan pronto como estuvo lo suficientemente bien para viajar, Valeria salió de México y se instaló en el Área de la Bahía. Durante años después de su ataque, sufrió un trastorno de estrés postraumático y una depresión grave. Cansada de vivir con miedo, comenzó a sentirse aprisionada por su situación migratoria incierta. Con NCLR como abogada, Valeria presentó una solicitud de asilo ante el Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. En 2005. El asilo se otorgó en septiembre de 2007.