En septiembre de 2003, Vanessa salió de Nicaragua y huyó a Estados Unidos en busca de seguridad. Vanessa se ha identificado como lesbiana desde los 12 años. Creció en Nicaragua, donde ser lesbiana o gay sigue siendo un delito. Debido al fuerte prejuicio social y religioso de Nicaragua contra las personas LGBTQ, sufrió acoso y ostracismo por parte de su familia y compañeros. Vanessa creía que no tenía más remedio que soportar una relación heterosexual y reprimir sus sentimientos hacia las mujeres. Vanessa sufrió repetidas agresiones físicas y emocionales por parte de su esposo de derecho consuetudinario, quien abusó de ella por su deseo de independencia y porque sabía que era lesbiana.

NCLR se asoció con la abogada local Betsy Allen y presentó una solicitud de asilo en su nombre basada en su género y orientación sexual. El 10 de mayo de 2005, a Vanessa se le concedió asilo en San Francisco, California.