Jane Doe es madre de tres hijos en una comunidad rural del Medio Oeste. Desde muy joven, el hijo mediano de Jane expresó que pueden ser transgénero. Jane buscó el consejo de profesionales sobre cómo responder a las declaraciones de su hijo. Esos profesionales reiteraron la importancia de apoyar al niño. Siguiendo ese consejo, Jane comenzó a usar un nuevo nombre para su hijo y le compró ropa que fuera más consistente con la identidad de género del niño. Sin embargo, la agencia local de servicios de protección infantil creía que la conducta de Jane constituía abuso y negligencia y sacó a los niños de la casa de Jane.

NCLR y Kirkland & Ellis LLP representaron a Jane y pudieron demostrar que la respuesta de Jane a las declaraciones de su hijo no fue ni abuso ni negligencia. El Tribunal se negó a tener jurisdicción sobre los hijos de Jane y los devolvió a su casa.

Después del fallo de la corte, Jane continuó apoyando a su hijo como lo había hecho en el pasado, pero desafortunadamente, se presentó una segunda petición de abuso y negligencia en su contra por la misma conducta. NCLR y Kirkland & Ellis LLP nuevamente representaron a Jane y la defendieron contra esas acusaciones. Después de un juicio con jurado de dos días, el jurado determinó que las acusaciones eran ciertas y el Tribunal tomó jurisdicción sobre los hijos de Jane. El veredicto del jurado fue apelado ante la corte suprema del estado. La corte suprema del estado desestimó inmediatamente los hallazgos sobre los hijos no transgénero de Jane y acordó escuchar la apelación sobre el hijo transgénero de Jane. En respuesta, el Fiscal General del estado se movió para desestimar esos hallazgos y la corte suprema del estado estuvo de acuerdo. Todas las conclusiones del jurado de que Jane abusó o descuidó a sus hijos fueron descartadas y desalojadas.